Estaba decidido. No le quedaba más remedio que aceptar la invitación de dos viejos colegas, Javier y Julio, letraheridos como él. Viajarían juntos a Londres y Oxford. Al fin y al cabo, llevaba semanas tratando de desprenderse de la pátina de realidad que había caído sobre sus hombros como un manto de nieve sucia. Necesitaba ligereza, dejar atrás la pesadez del mundo, dar el salto inglés a la manera de Riba en "Dublinesca", tomar impulso y ágilmente caer del otro lado, del lado del entusiasmo que en otro tiempo fuera su santo y seña.
Ya conocía Londres pero Londres siempre reserva más de un misterio en cada visita: tal vez se atrevieran a explorar los bajos fondos en busca de Powers, Moore, Wilde, Conrad o Stevenson; o quizá fueran directos (si tal cosa es posible) a la encrucijada con Meanwhile City. Y qué decir de Oxford. Un lugar sin tiempo, anclado en la niebla, resultaba perfecto para conjurar el presente. Bien podrían allí celebrar toda clase de funerales, que para los anglosajones no representan tristeza sino jolgorio: funerales por todas las almas y en especial por la del fantasma furtivo de Javier Marías; funerales por Tolkien y su círculo de Inklings, bajo la enseña del Eagle & Child, que vendría a ser lo mismo que oficiar exequias en honor del siempre moribundo pero superviviente Conciliábulo; funerales por su manera común de entender la vida, por el mito compartido de la literatura, en suma.
Ya conocía Londres pero Londres siempre reserva más de un misterio en cada visita: tal vez se atrevieran a explorar los bajos fondos en busca de Powers, Moore, Wilde, Conrad o Stevenson; o quizá fueran directos (si tal cosa es posible) a la encrucijada con Meanwhile City. Y qué decir de Oxford. Un lugar sin tiempo, anclado en la niebla, resultaba perfecto para conjurar el presente. Bien podrían allí celebrar toda clase de funerales, que para los anglosajones no representan tristeza sino jolgorio: funerales por todas las almas y en especial por la del fantasma furtivo de Javier Marías; funerales por Tolkien y su círculo de Inklings, bajo la enseña del Eagle & Child, que vendría a ser lo mismo que oficiar exequias en honor del siempre moribundo pero superviviente Conciliábulo; funerales por su manera común de entender la vida, por el mito compartido de la literatura, en suma.
Buenos textos, que nos proporcionan el estímulo anímico necesario para esta aventura inglesa. Hoy precisamente he terminado la biografía de lis Inklinks. Carburante perfecto para la imaginación letraherida. Esta tarde mismo te la paso, ya que creo que también te puede gustar. ¡Seguimos leyéndonos!
ResponderEliminarLa madre que os trajo. Ya me estias dando envidia, y ni siquiera habeis comprado los billetes.
ResponderEliminarSaludos veraniegos. I'll be a follower
ResponderEliminar