cita

"Buscará, una vez más, lo imposible. Nada le conviene tanto como desplazarse de nuevo hacia lo extranjero, porque sólo así podrá ir acercándose al centro del mundo que busca. Un centro sentimental, en la línea del viajero de un libro de Laurence Sterne. Necesita ser un viajero sentimental, ir a países de habla inglesa, donde pueda recuperar la extrañeza ante las cosas. Necesita ir a un lugar en el que pueda recuperar el sentimiento vehemente de la euforia. Necesita dar el salto inglés".
Enrique Vila-Matas. Dublinesca.

viernes, 9 de julio de 2010

Demonios tutelares, I

El siempre infatigable Agustín nos pide al resto de jóvenes castores implicados en este proyecto que invoquemos un puñado de demonios tutelares bajo cuyo ominoso magisterio poner este viaje. No soy muy afecto a las mitomanías, no a esta altura de la vida; pero saliéndome por la tangente en el mejor Abelenda-style creo que podré responderle sin hacerlo en absoluto, cosa indudable y oscuramente placentera.

Para empezar, como viajero invisible que soy, tendré que acostumbrarme esta vez a mostrar un grado de visibilidad inusual... El que viaja solo lo hace movido siempre por oscuras y profundas razones, buscando catarsis de niebla, desfallecimientos de la realidad en la tarea de contarlo a uno... Se busca pasar desapercibido, ser sólo una mirada flotando en el mar de lo ajeno; quizá así los otros, piensa uno, le dejen ser uno de ellos, le permitan participar de su extranjería esencial, para dejar de ser, paradójicamente, un extranjero.

Todo esto quedará atrás en mi primer gran viaje compartido, cargando en la maleta con las miradas de dos de las personas que mejor me conocen en este mundo (y en la mayoría de los otros)... ¿Será una carga demasiado pesada, dificultándome el disfrute de uno de los grandes placeres del viaje en solitario, esto es, dejarse atrás a uno mismo? ¿O aprenderé a compartir lo otro que el viaje me ponga en la mirada con mis compañeros? ¿Se puede construir la ciudad invisible sobre la ciudad real a varias voces?

Otra diferencia, me temo, es la presencia insidiosa, esta vez sí como demonio tutelar, de alguna deidad femenina en mis viajes; siempre como una silueta en sordina, una sombra esquiva dejada en el lugar de origen, con el que poner kilómetros de por medio para descubrir que sigue estando igual de cerca, porque se la lleva dentro, en contra de la voluntad de uno, donde quiera que uno va. A menudo esto sucede in media res, de manera imprevista, como una sorpresa a la vuelta de cualquier esquina de la ciudad de destino; de pronto un efluvio lo invade a uno, y se descubre enamorado a traición... Este agridulce descubrimiento, me temo, no me asaltará esta vez, ya que ninguna presencia femenina (o demasiadas) domina mis sueños a día de hoy, a no ser de manera solapada... Si bien el viaje siempre es propicio a epifanías y desenmascaramientos, a que las sombras de formas insinuantes que se agitan en el lado oscuro de la psique acaben por dar la cara y declarar su nombre y apellidos.

Dicho lo cual, queda suficientemente probado que mi afirmación inicial ("no soy afecto a las mitomanías") era cuando menos "inexacta". Seguiremos informando...

3 comentarios:

  1. Abelenda se emboza, y de qué hábil manera, en esta puesta de largo de su yo viajero. Parapetado tras su heterónimo, transmutado en sombra alquímica, Abelenda da algunas pistas, esconde otras, y por momentos incluso se sincera (levemente).
    Qué decir de su análisis tan preciso acerca de las deidades femeninas, panteón al que, no sin lamentarlo, también me adscribo.
    Todo esto me invita a añadir algunas preguntas a las suyas: ¿Seremos los mismos en el viaje? ¿El cristal de espejo de la literatura conseguirá deformar la realidad a nuestro antojo? Para tamaño desafío, al anglófilo Borges habremos de encomendarnos...

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  2. Quizá, querido Antonio, es que esas deidades femeninas no dominan tus sueños, sino tus pesadillas. Es sólo una idea...

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  3. Hace tiempo que no distingo sueños de pesadillas, estimado Javi "Big Boy" (aka, "tío grande")... Como todo en mi vida, tiene un bright y un dark side. ¿Vencerá el deseo o el miedo? ¿El anhelo o la repugnancia? (FIGHT!!)Aunque sé bien por dónde vas, apuntas al carácter de villanas malhadadas, auténticas diablesas con ínfulas de dominatrixes, de las mujeres a las que, oh, suelo consagrar mi (agitado) sueño... Y, definitivamente, como apunto más arriba: este blog no invita, arrastra de manera inmisericorde a escribir con amaneramiento novecentista... Creo que me voy a airear un rato al feisbú :-S

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